sábado, 14 de marzo de 2009

Nostalgia.



Nostalgia.

Quizá sea esta palabra la que mejor representa la realidad social española en la actualidad; Nostalgia de otros tiempos pasados; Si, añoranza es la realidad vital de esta desesperanzada sociedad que hoy se siente desencantada, hastiada, abrumada y avergonzada de la realidad social, política y económica que vivimos.

¿Como íbamos a creer hace siete años que hoy Cataluña seria una nación según su propio estatuto, y que se derogaría el trasvase del Ebro?; ¿Quién podría imaginar que no se pudiera estudiar en español en Cataluña, o simplemente que un gobierno impondría estudiar a todos los niños y jóvenes una asignatura doctrinaria como Epc, y que esta seria refrendada en cuatro casos concretos por el Tribunal Supremo?; Estoy seguro que ninguno de ustedes lo hubiera ni tan siquiera imaginado.

¿Quién nos iba a decir hace algunos años que una pareja de homosexuales serian tan familia como nosotros a todos los niveles, incluso a la hora de adoptar niños, o que el paisaje de cualquier ciudad española sería un enorme cartel de “SE VENDE”, al que nadie mira porque es imposible no ya comprarlo, sino ni tan siquiera alquilarlo?; ¿Quien iba a decirnos hace poco más de un año, que añoraríamos aquellos días en los que trabajar o no, era una simple cuestión de ganas, y hasta podíamos elegir con quién y por cuánto dinero?; ¿Quién iba a decirnos hace poco más de unos meses que nuestra propia casa por la que tuvimos que hipotecarnos en más de treinta millones, más los diez que dimos de entrada, no vale hoy ni veinte millones, y eso si conseguimos alguien un poco despistado y que sea tan pardillo como para pagarlos?; ¿Quién creería simplemente hace poco más de tres meses que el aumento de los parados en España fuera el mayor de la CEE y que subiera en más de un millón en los últimos doce meses?.

Nadie, absolutamente nadie daría crédito a todo lo que ha sucedido y está sucediendo en esta España de los minifundios, en los que cada reyezuelo gobierna cual señor feudal en su comunidad, sin que el resto de los españoles podamos hacer nada más que sorprendernos de sus dispendios, fastidiarnos por sus imposiciones, y finalmente avergonzarnos de sus inmoralidades.
¿Qué tristeza ver a los amigos recoger sus cosas y marchar a casa despedidos por falta de trabajo?; ¿Qué pena ver a los jóvenes en los bares y plazas sin trabajo, ni futuro?; ¿Qué desesperación al ver a nuestros mayores haciendo cola para conseguir un plato de comida a las puertas de Caritas?; ¿Qué melancolía recordar que hace poco más de cinco años la ilusión y la alegría contagiaba a todos los pueblos y ciudades de España?.

No, no podemos olvidar, pues eso es lo que quiere este gobierno, hacernos olvidar que hubo un tiempo no muy lejano en el que no teníamos miedo al futuro, en el que la esperanza andaba por nuestras calles, y en el que la ilusión corría por nuestra venas.

Por eso es tiempo de alzar la voz, es tiempo de pedir al gobierno, de exigir al presidente, de gritar por las calles que se marchen todos estos miembros del gobierno que nos han robado, no solo ya nuestra lengua, o nuestros bienes, no ya nuestros derechos y libertades, no ya nuestra patria, o nuestra vergüenza, sino por encima de todo, porque han secuestrado nuestra esperanza y nuestra fe en el futuro, nuestra ilusión por la vida, y nuestra voluntad para construir un futuro mejor para nuestros hijos.

Por todo ello Sr. Zapatero, me creo con todo el derecho de exigirle a usted, y a su esperpentico gobierno, la inmediata dimisión.

Andrés Marín de Pedro.

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