sábado, 7 de noviembre de 2009

La ultima cortina del burdel




Los burdeles en España han prosperado al ritmo que marcaban los avances económicos; Tal es así que han pasado de viejas, cochambrosas, y malolientes dependencias, a las luminosas, modernas, e incluso artísticas instalaciones.


Hoy el lujo es una circunstancia imprescindible en cualquier puticlub que se precie; Sin embargo, no hace tantos años, todavía en algunos locales utilizaban cortinas, o biombos para dar al cliente la mínima, e imprescindible intimidad a la hora de realizar el intercambio económico-sexual.

En los últimos años, el gobierno presidido por el Sr. Zapatero ha realizado diversas políticas en referencia a la mujer que me resultan cuanto menos similares a las antiguas cortinillas que corría la madam de los locales de alterne, pues tras ellas, y con la apariencia de resguardar a la chica del resto de la sala, y de darle libertad e intimidad a ambos, lo que sucedía vez tras vez, era la consumación de los mas despreciables usos sexuales a cargo de una variada “troupe” de energúmenos, a los que no importaba nada lo que le sucediera a la chica en cuestión; Total “era una puta”, dicen aun los descerebrados.


Pues bien, una de las primeras cortinas que corrió este gobierno fue la consumación del divorcio Express; En apariencia venia a cubrir una problemática causada por la larga duración de los tramites, y permitía solucionar con rapidez los problemas de las mujeres que se veían oprimidas por los maridos; La realidad ha sido bien distinta, las rupturas se han convertido en simples aperitivos que los tomo cuando me apetecen, sin mas; Y de este modo el matrimonio han pasado de ser un acto basado en el amor mutuo, y en el compromiso que nace de este, a ser un acto de apetencia. Hoy me apetece y mañana no; ¿Por qué te divorciaste? “Porque no me apetecía seguir con ella”; así de claro te contestan.


Seguidamente el socialismo corrió nuevas cortinas tras las que muchos otros energúmenos –clínicas abortivas, etc.,- pudieran abusar y destruir a la mujer; La mas evidente es la del aborto; En éste, bajo la excusa de la libertad materna, y del derecho a decidir sobre su cuerpo, se esconden múltiples aberraciones y distorsiones morales, que llevan al asesinato legal de los hijos, por su propia madre.


Pero no crean que se han quedado aquí, hoy han vuelto a poner una nueva cortina que la madam del burdel ha corrido ocultamente entre la subida de los impuestos, y la crisis económica, para que no se vean de este modo sus indecencias: me refiero a la venta sin receta de la P.d.d., -Píldora del día después-, aunque se debería llamar la “píldora del día de antes”, pues a partir de ahora niñas irán a la farmacia, y sin receta medica, el día antes de tener una relación, o que tengan posibilidad de tenerla, o solamente para llevarla en el bolso, compraran la pastillita, y se las enseñaran a las amigas.

También podríamos llamarla la “píldora del por si acaso”, porque al igual que ahora llevan el anticonceptivo de turno, las chicas modernas llevaran en el bolso la P.d.d., aunque como sucede ya con las píldoras anticonceptivas, las modernas mamas se la pondrá a sus niñitas diciéndoles: “Te la pongo por si acaso, y que sepas que es porque te quiero mucho y no quiero que sufras”, que traducido al castellano podría leerse: “toma este cuchillo, pero no te lo claves mucho, porque yo no estoy dispuesta a sufrir por ti”.

Pues bien, esta cortina que corre el gobierno con la intención de proteger a las chicas jóvenes -que son muy alocadas, dicen-, de embarazos no deseados tras una posible y fugaz relación, tiene una verdad bien diversa; en primer lugar es una píldora abortiva, en segundo es una bomba hormonal que incluso puede producir la muerte, -de ello existe documentación en diversos países, entre ellos Suiza, en los que se puede constatar la relación directa de la muerte de varias chicas jóvenes, con el consumo de la P.d.d-; además produce los mas diversos trastornos psico-físicos, y su uso continuado nadie lo podrá controlar; Con lo cual el gobierno deja en las manos de niñas una afilada navaja, a la espera de que no se dañen demasiado; Sin embargo esta píldora que se publicita como la píldora de la libertad sexual, no es mas que la cortina de la falta de valores, de la falta de responsabilidad, de la falta de honradez, y de la falta de maduración a la que ha llegado la sociedad escondida tras la cortina de la libertad sexual femenina; Y tal es así, que prefiere poner en jaque la vida de niñas, -sin control paternal, ni medico-, con la posibilidad que mueran algunas de ellas, antes que asumir que es un error presuponer que chicas jóvenes no están en disposición física y mental para mantener con claridad de criterio una relación sexual, pues en la balanza gubernamental pesa mas el vanagloriarse de conceder el derecho al libertinaje sexual, que las dramaticas consecuencias que puede producir, a saber: la eliminación sin control de cientos de miles de engendrados seres humanos, además de las enfermedades y las muertes que su uso incontrolado producira en las jóvenes españolas.


Ahora bien, espero que sean conscientes que a quien ha dejado el gobierno la responsabilidad de lo que suceda con estas pastilla por su uso en adolescentes, o por su uso continuado no es ni a los padres, ni a los médicos, ni tan siquiera será responsable el propio gobierno; Es a los farmacéuticos a los que deja la responsabilidad, pues serán a ellos, a los que les pondrán todas las denuncias paternas por haber entregado a sus hijas semejante bomba de relojería.

Por tanto, no toleremos enmudecidos por la crisis y las estrecheces económicas del momento, que corran desde el gobierno otro tupido velo, en este burdel en el que han convertido a España; Porque tras él, y con nuestra pasividad al no denunciarlo, violentaran y dañaran no solo a las mujeres, a las que la ley deja desprovistas de apoyo familiar y medico, sino que se producirá la muerte, y la enfermedad de muchas de ellas; Y no hablemos del drama que vivirán, -como consecuencia de su uso incontrolado-, nuestras hijas, pues el gobierno ha puesto un arma sin instrucciones de uso en las manos de unas desorientadas niñas.


Andrés Marín de Pedro.