martes, 29 de diciembre de 2009

POR LA LIBERTAD

PON UN CRUCIFIJO EN TU BLOG



Manifiesto en defensa de la libertad religiosa y de conciencia, y de la herencia cultural cristiana



A día de hoy observamos, con honda preocupación y tristeza, los intentos de un sector minoritario e intolerante –pero poderoso- de nuestra sociedad de hacer desaparecer del ámbito público cualquier tipo de manifestación de carácter religioso, en especial de naturaleza cristiana. Se intenta redefinir de esta forma el derecho a la libertad religiosa desde una postura laicista radical, pretendiendo imponer y limitar el ejercicio de dicha libertad al ámbito estrictamente privado e individual.



A nivel internacional, hace unos años pudimos constatar cómo en la redacción de la fracasada Constitución Europea se evitaba hacer cualquier mención a nuestras raíces cristianas, olvidando que éstas constituyen un elemento imprescindible para entender nuestro presente. En nuestros días, una reciente sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha declarado que la presencia de los crucifijos en las aulas constituía una violación de los derechos de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones y de la libertad de religión de los alumnos.



Ya en España, en los últimos años se ha marginado la asignatura de religión y se ha instaurado la obligatoria asignatura de Educación para la Ciudadanía, con una manifiesta intención adoctrinadora e ideológica por parte del Gobierno de turno. Asimismo, desde ámbitos gubernamentales se preconiza la desaparición del espacio público de cualquier símbolo religioso (el crucifijo, la biblia, el belén, etc.,), y el control exclusivo de cualquier manifestación religiosa (procesiones, actos públicos religiosos, etc). Todo lo anterior tiene por finalidad imponer el criterio laicista del Estado como el único en todos los ámbitos, desde el judicial, hasta el educativo, el moral, e incluso el religioso. De esta forma, el gobierno de turno sería la autoridad moral de la sociedad y la instancia autorizada para determinar qué conductas son tolerantes o intolerantes, morales o inmorales, y fijar sus exclusivos valores, sin atender más que a su propia ideología, negando los valores sociales y culturales permanentes -y tantas veces comunes- del resto de la sociedad.



Sin embargo, queremos hacer notar que desde hace más de 2.000 años, el Crucifijo no sólo ha sido un símbolo exclusivo de los cristianos –para los que significa sin duda la salvación realizada por Jesús a través de su muerte y resurrección-, sino también es expresión de todos los valores que aporta la civilización occidental. Tal es así, que la cruz está reflejada en las banderas y escudos de numerosos países, regiones autonómicas españolas, distintivos de organizaciones humanitarias, en los logos de numeras empresas, incluso en símbolos de grupos profesionales.

De igual forma, constatamos que en aquellos lugares donde la cruz ha sido retirada o postergada, existe no sólo una falta de tolerancia, sino que es notoria la merma democrática, y por ello, tanto la libertad como los derechos humanos subsisten de un modo muy precario o incluso llegan a desaparecer.



Por último, como mínimo exponente de la situación actual, podemos constatar que una inmensa mayoría de la población española, ya sean creyentes o ateos, ven en la cruz un símbolo de amor, entrega, esfuerzo y solidaridad, cualidades todas ellas que destacan en diversas instituciones confesionales y no confesionales que realizan una inmensa labor humanitaria tanto en nuestro país como en los países más desfavorecidos.


Por todo lo anterior, los abajo firmantes, manifestamos lo siguiente:



1. Creemos que la libertad religiosa y de conciencia es uno de los pilares de las sociedades democráticas. Su defensa y protección constituyen una de las misiones más importantes que puede realizar un ciudadano en la sociedad actual, pues el ejercicio de dicha libertad garantiza a cada persona poder establecer los criterios que han de regir todos los aspectos de su vida (familia, educación, trabajo, etc.)


2. De igual manera, consideramos que el derecho a la libertad religiosa y de conciencia, al igual que otros derechos humanos, es anterior al Estado, por tanto éste debe garantizar su protección y ejercicio sin limitaciones. Afirmamos que ninguna sociedad que renuncie a su historia, olvide sus tradiciones, consienta la destrucción de su cultura, y limite o suprima la libertad religiosa o de conciencia de sus ciudadanos, podrá subsistir en el tiempo. Así mismo, perderá su identidad y su unidad, limitando por tanto la justicia y la libertad.


3. Recordamos que dicha libertad ha sido reconocida expresamente en distintos textos y tratados internacionales.

a. En efecto, a ella se refiere la “Declaración Universal de Derechos Humanos”, de 10 de diciembre de 1948 (art. 18); la posterior “Declaración sobre eliminación de todas formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o convicciones”, de 25 de noviembre de 1981, cuyo artículo 1, en su párrafo 1, indica que “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. Este derecho incluye la libertad de tener una religión o cualesquiera convicciones de su elección, así como la libertad de manifestar su religión o sus convicciones individual o colectivamente, tanto en público como en privado, mediante el culto, la observancia, la práctica y la enseñanza”.

b. Igualmente, este derecho ha sido reconocido en el “Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales”, de 4 de noviembre de 1950 (art. 9); en la “Convención Americana de Derechos Humanos”, de 22 de noviembre de 1969 (art. 12),

c. También ha sido plasmado en la “Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea”, que ha sido incorporada al Derecho comunitario europeo por el Tratado de Lisboa, firmado el 13 de diciembre de 2007, y que ha entrado en vigor el 1 de diciembre de 2009.

d. Ya en el ámbito de España, el artículo 16 de la Constitución fija que “se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley (1). … Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones (3).

e. De igual forma, la Iglesia católica también reconoce y proclama la libertad religiosa. Así, la Declaración Dignitatis Humanae del Concilio Vaticano II, nos dice en su apartado 2: “Este Concilio Vaticano declara que la persona humana tiene derecho a la libertad religiosa. Esta libertad consiste en que todos los hombres han de estar inmunes de coacción, tanto por parte de individuos como de grupos sociales y de cualquier potestad humana, y esto de tal manera que, en materia religiosa, ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público, sólo o asociado con otros, dentro de los límites debidos. Declara, además, que el derecho a la libertad religiosa está realmente fundado en la dignidad misma de la persona humana, tal como se la conoce por la palabra revelada de Dios y por la misma razón natural. Este derecho de la persona humana a la libertad religiosa ha de ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad, de tal manera que llegue a convertirse en un derecho civil”.

f. También Benedicto XVI, en su discurso a los miembros del Cuerpo Diplomático en enero de 2009, afirmaba que “una sociedad sanamente laica no ignora la dimensión espiritual y sus valores, porque la religión no es un obstáculo, sino más bien al contrario un fundamento sólido para la construcción de una sociedad más justa y libre”.

4. Por lo tanto, sostenemos que la presencia del crucifijo o de otros símbolos religiosos de secular tradición en España y Europa, en espacios comunes, no sólo no atenta contra nadie, ya que a nada obliga, sino que hace presente una realidad cultural e histórica que garantiza la existencia de un ámbito social de libertad de conciencia y religiosa entre los ciudadanos, expresando valores comunes y permanentes como el respeto a la dignidad de cada persona, la defensa de los más pobres y oprimidos, el compromiso por una sociedad justa, solidaria y libre, la invitación a actuar en todos los ámbitos de la vida de modo honesto y en el respeto de la legítima legalidad, así como tantos otros que deben no sólo mantenerse, sino ser puestos en valor tanto en la enseñanza, como en el resto de los ámbitos sociales.

5. Frente a los más diversos prejuicios, incomprensiones u hostilidades políticas, sociales y culturales, que intentan cambiar e imponer su restrictivo criterio a la mayoría de la sociedad, queremos expresar a través de la campaña ‘POR LA LIBERTAD: PON UN CRUCIFIJO EN TU BLOG”, la necesidad de no olvidar quiénes somos, de dónde venimos y cuales son nuestros valores.


6. Todos los aquí firmantes, creyentes o no, nos sentimos orgullosos de nuestra herencia cultural, de componente mayoritariamente cristiano, que ha dado forma a nuestra civilización occidental y a nuestras libertades. Una civilización que entronca con la democracia griega, con el derecho romano, con las tradiciones judías y cristianas, y en especial con Jesús de Nazaret, aquel hombre que con su vida, su muerte y su predicación cambió el rumbo de la historia universal, contribuyendo de modo notorio a la creación de la más bella y fructífera de todas las civilizaciones y culturas de la historia: la civilización occidental, a la que nos sentimos orgullosos de pertenecer.

7. Queremos que todos estos principios estén presentes en el ámbito educativo, para de este modo contribuir a la trasmisión de nuestros valores a la próxima generación, y conseguir, finalmente, que junto a todos nuestros conciudadanos, de cualquier nacionalidad, raza o religión, construir una sociedad más justa, más unida, más razonable, y sobre todo, más libre.



En Internet, a 28 de diciembre de 2009
UNETE EN http://ponuncrucifijo.blogspot.com/

domingo, 6 de diciembre de 2009

La tolerante intolerancia laica.





La tolerante intolerancia laica.

A muchos ciudadanos con un cierto criterio religioso, les resulta particularmente doloroso contemplar como una parte de la sociedad ha sido capaz de renegar, no solo de su historia cristiana, -despreciando y olvidando la multitud de acontecimientos históricos que la han constituido como tal, queriendo eliminarlos, incluso retirándolos de las fachadas de los edificios, etc., – sino también sus bellas tradiciones: como por ejemplo lo acontecido con el Día de todos los Santos, llamado ahora halloween, -aunque podrían ponerle día de las calabazas, pues quedaría más estudiantil-, o por ejemplo de la Navidad a la que en breve llamaremos “fiestas de invierno”, etc.,; También ven con preocupación fundamentalmente la erradicación de una fe, un espíritu, y unos valores, que han dado su ser intrínseco, y la fuerza necesaria a una Europa en momentos de decrepitud, y que a lo largo de los más diversos momentos históricos habría quedado reducida a unas pocas cenizas de no ser por ella, ya por medios tan retrógrados como el Islam, tan violentos como el comunismo, o tan insolidarios como el propio liberalismo, entre otros.

Finalmente a través de una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos muchos ciudadanos somos testigos absortos de la última batalla del cristianismo, ese que tantos demonios ha conseguido desenmascarar y vencer a lo largo de la historia, pues gracias a él se ha logrado librar a millones de seres humanos de represiones tan graves como la que se viven aun en la actualidad en muchos países islámicos, o de las imposiciones como la que se dan en los países de corte comunista, o las consecuencias del liberalismo salvaje, que lamentablemente aun campa en algunos países llamados avanzados

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Pues bien, este hecho ha tenido lugar gracias a la gran propagación durante el pasado siglo XX de un nuevo dios que andaba oculto entre la sociedad, y al que quizás los cristianos no hemos sabido, o no hemos podido denunciar y desenmascarar; Me refiero al nuevo dios de gran parta de la sociedades democráticas, el llamado Dios laico; Ese que escondido tras la libertad individual, y bajo la bandera de la no imposición, ha ido creando anónimos adeptos, consiguiendo inculcar el odio a todo lo religioso en las mentes y cuerpos de todos ellos , y realizado este trabajo tan sutilmente, que parece no solo lógico, sino razonable para cualquier mente europea que se retiren de los sitios públicos todos signos religiosos, porque pueden desagradar o molestar a algún ciudadano, dado que suponen algo particular, y de este modo tan razonable han conseguido imponer el criterio de la laicidad como el único válido y verdadero, por cierto tan indiscutiblemente “particularista”, como el criterio cristiano de si ponerlo, pero incontestablemente mucho más intolerante y totalmente ahistórico.

Con ello han logrado que se retire de las clases -y ahora si me permito ironizar y desbarrar-, un impresionante símbolo maligno y dañino, una cruz perversa y malvada, una imagen retrograda que ofende a muchos, que insulta a los que la miran, que persigue a todos, y que solo habla de odio y rencor, y a la que la mayoría social, todos los laicos, sin contar muchos creyentes cristianos de izquierdas, incluso los musulmanes e hindúes, tildan de asesina, criminal, e insoportable símbolo de radicalidad, culpable de todo lo malo que ha sucedido en España y en el mundo, además de todas las guerras, incluidas las mundiales, la del golfo, la de Afganistán, etc., ese símbolo del mal, la antidemocrática, la perversa cruz de Cristo.


Pues bien, estos nuevos individuos laicistas, que como decía han aparecido en la sociedades occidentales a lo largo del siglo XX, y son los denominados socialmente como los “ciudadanos tolerantes”, no solo atacan a Dios y a los cristianos en los autobuses, sino que van con su tolerante intolerancia laica eliminando todo lo cristiano de los lugares públicos: las fiestas religiosas, las tradiciones religiosas, eliminando la asignatura de religión, los signos religiosos, imponiendo igualdad de todos los credos religiosos ya sean religiones, sectas, o desvaríos de algún paranoico, etc., todo es igual, es decir todas las religiones, con las cristianas incluidas son basura, no aportan nada, y hay que vaciarlas primero, y limpiar la bolsa social después.

Pero vayamos a su finalidad, pues su única meta es la eliminación total de todo lo religioso, y para ello el primer paso es la erradicación la religión de todo lugar público, el segundo sin lugar a dudas será la eliminación como sectarios de todos los cristianos, y seguidamente de los musulmanes, hindúes y cualquier otra religión, porque todo hombre religioso es considerado ya por gran parte de la sociedad,-gracias a la expansión social de la tolerante intolerancia laica-, como un anticuado, un retrogrado, un fascista, un inculto, un ser de otra época, un irracional, uno que vive de fantasías , uno que cree en leyendas, un atrasado e inadaptado social que ve poca televisión, etc.; Por tanto, digno de ser erradicado de la sociedad.

Pero lo más patético es contemplar como toda esta persecución se está realizando bajo el auspicio de la tolerancia, del respeto a la libre conciencia, y como fruto de la libertad, y de la democracia; Bonitas banderas para que conseguir que vuelva a arder Roma.

Por todo ello, yo hoy afirmo que estos “nuevos tolerantes” tienen un padre espiritual al que seguramente desconocen, y por ello me permito presentarlo en sociedad: Se llamaba Nerón.
Ciertamente los nuevos ateos son sus discípulos más avanzados, son los nuevos nerones, pues para construir una nueva sociedad, han tomado la drástica decisión de quemarla hasta sus cimientos, y para ello no les queda más remedio que destruir la cultura cristiana, y seguidamente eliminaran a los cristianos por intolerantes, culpándoles lógicamente de todas las desgracias sociales, pero claro, la historia nunca se repetirá; ¿no?

Andrés Marín de Pedro

Foto.- Cruz Blanca de Marc Chagall.

Otros artículos del autor sobre el tema en : Un buen eslogan con E , Un peligroso y desconocido asesino anda suelto.