jueves, 1 de enero de 2009

El más bello de los bosques culturales de la humanidad en peligro de extinción.




El más bello de los bosques culturales de la humanidad en peligro de extinción.

Os deseo “Feliz año -de nuestro Señor Jesucristo de- 2009”;Esta era la expresión que usaban nuestros padres y abuelos para referirse a un nuevo año que estaba comenzado, o que estaba pronto a comenzar, dado que aunque con errores contables, hoy –gracias a Dios- todavía contamos nuestro tiempo en relación al año del nacimiento de Jesucristo; Sin embargo como sucede en casi todas las circunstancias y realidades que nos rodean, poco a poco van desapareciendo las referencias cristianas, y este proceso de descristianización de nuestra sociedad avanza a una velocidad de vértigo; Por ello al comenzar este año quiero hacer algunas referencias sobre el tema de la descristianización de la sociedad actual, un proceso que lleva muchos años en marcha, y del que algún día la sociedades futuras se arrepentirán, no solo por haber quemado uno de los bosques de belleza excepcional y posiblemente inigualable tanto socialmente, como en lo referente a la política, la economía, o la cultura, y que había costado 2.000 años crear, sino porque con este bosque, han desaparecido también miles de animales, insectos y aves, tan especiales, inigualables e irrepetibles, que cualquier sociólogo, sicólogo o historiador, no podría dedicando toda su vida recopilar; Quizá incluso, esta metáfora se quede muy, muy corta.

Me quiero referir en este articulo a uno de los últimos pasos de la descristianización en España, a la retirada de los crucifijos de las clases, y de los lugares públicos so capa de ofensa del personal; y la primera pregunta que se me viene a la cabeza es: ¿Por qué les ofende un símbolo común a todas las confesiones cristianas –católicos, ortodoxos, protestantes- incluidas sectas como mormones, testigos de Jehová, etc ?; Es más, es un signo que hace referencia a un tal Jesús de Nazaret, reconocido como uno de los grandes profetas por todos los musulmanes, incluso valorado como un hombre insigne y excepcional por culturas como el hinduismo, o por los monjes tibetanos, etc. ; Entonces, si todas las religiones, incluidas las sectas, no ven amenaza alguna en un crucifijo, ¿porque tanto interés por parte de algunos en retirarlo?, y sobre todo, ¿quiénes son estos que propugnan ardientemente su retirada?.

Para responder a este interrogante, tendremos que hacer historia e ir a este nuevo hombre que nació con la revolución industrial, este hombre explotado, que ha visto como las dos guerras mundiales han destruido el mundo que conocía, este hombre que ha visto niños destrozados por las bombas, que ha visto mujeres que han perdido a toda su familia en dramáticas circunstancias, y escandalizado de tanto sufrimiento, ha dejado de creer en la religión, este hombre nuevo ya no cree ni en santos, ni en Vírgenes, ni en ningún Dios, porque como repiten hoy miles de hombres y mujeres: ¿Cómo puede Dios permitir el cáncer de los niños?; ¿Cómo puede Dios si existe permitir las guerras, las epidemias, los terremotos, etc.?; Y de este modo, en el mejor de los casos afirman que si existiera seria un monstruo, es por tanto, un Dios malvado y cruel, que no se compadece de los sufrimientos de los hombres.

Este hombre tiene que hacer justicia el mismo, frente a tanto sufrimiento es necesario luchar y considera por tanto a los cristianos -en el mejor de los casos- como unos bobos a los que los han embaucado, y en el peor forman parte del poder político establecido, como decía uno de estos hombres nuevos, un tal Karl Marx : “El poder político es simplemente el poder organizado de una clase para oprimir a otra”, y por lo tanto los cristianos son una clase opresora y deben ser combatidos y eliminados, porque solo “el hombre es el ser supremo para el hombre”, por tanto hay que conseguir que desaparezcan todos los que pongan a Dios u otra instancia por encima del hombre como ser supremo, y así finalmente todo lo referente a la religión es simplemente “el opio del pueblo” y debe ser combatida y eliminada.

Es por tanto este hombre “marxista” el que quiere a toda costa hacer desaparecer no solo los símbolos cristianos de las escuelas o de los lugares públicos, sino también eliminar, -o ahora de un modo políticamente más correcto: recluir en sus iglesias y conventos a los cristianos, porque son parte de esa clase social que en su supuesta interpretación de la realidad, se impone a los demás, engañándolos, embaucándolos, e impidiendo que se desarrolle una nueva sociedad, formada por hombres nuevos sin anclajes religiosos, para los que “el hombre es el ser supremo”.

Pero si se fijan, este nuevo hombre no viene ofertando su opción al resto de la sociedad, no es un interlocutor con el que se pueda dialogar, este hombre nuevo se cree en posesión de toda la verdad y por tanto la impone, de tal modo que es casi imposible dialogar con uno de ellos y explicarle que su visión de la realidad no es la verdad suprema, sino que hay millones de hombres religiosos, o simplemente no marxistas, que también tenemos -en el peor de los casos- los mismos derechos que ellos a imponer su visión de la realidad, y más aun cuando esta realidad no es una imposición novedosa, sino fruto de un proceso histórico que en España tiene 2.000 años de existencia, y por tanto fruto de miles de años de cultura que ha permitido a los españoles convivir, y llegar a ser lo que somos.

Sin pararse a reflexionar sobre todo lo anterior, la nueva imposición del hombre marxista se cree con el derecho a arrasar un bosque que durante los últimos 2.000 años ha dado frutos que ya quisieran otras culturas: filósofos como Kant o San Agustín, conquistadores como El Cano o Carlos I, médicos como Ramón y Cajal o Marie Curie, políticos como Adolfo Suarez o Tomas Moro, escritores como Cervantes, Gilbert Cesbron o Graham Greene, pintores como Velázquez o Kiko Arguello, astrónomos como Alejandro Clocchiatti etc., etc., que sin lugar a dudas deben mucho de lo que fueron o son a ese inicuo crucifijo.

Retirar por tanto este crucifijo de la sociedad en la que vivimos bajo cualquier excusa, no solo es una estulticia digna de personas sin ninguna formación cultural, y el estoque final en la descristianización de la sociedad, es sin lugar a dudas la destrucción de este bosque milenario que es la cultura cristiana, una cultura como ninguna en la historia de la humanidad, porque ha dado frutos de una excelencia incomparable, y que sin lugar a dudas como otras, también amargos, pero que ha permitido a nuestra sociedad occidental ser lo que es frente al resto de las culturas, que ni conocen, ni tienen posibilidad de conocer lo que son los derechos humanos, la democracia o la libertad de conciencia, y por tanto ha permitido desarrollarse en libertad a millones de personas, desarrollar su formación, sus valores, sus culturas particulares, etc. ;
Es por tanto gracias a la existencia de esta cruz, por la que millones de hombres y mujeres aportaron y aportaran grandes bienes a nuestra sociedad, por ello, sería de gobernantes inicuos y radicales, que arrancando los crucifijos de nuestros centros de enseñanza y lugares públicos, terminaran de destruir sin lugar a dudas, el más bello y frondoso de los bosques culturales de la historia de la humanidad, el cristianismo.


Andrés Marín de Pedro.

No hay comentarios: