viernes, 26 de diciembre de 2008

FRACASO, LUEGO AMPLIO.




Fracaso, luego amplio.

Reconocer que el aborto es un fracaso, podría parecer algo suficientemente importante en boca de algún miembro del gobierno y mas en esta sociedad desnaturalizada en la que coexistimos; Esto, siempre claro está, que el reconocimiento de este fracaso, llevara implícito un cambio de conducta que favoreciera cuanto menos la limitación del aborto, sino la eliminación radical de tan grave drama; Pero la realidad gubernamental no pasa en el mejor de los casos de la simple doblez y así nos encontramos de facto la siguiente dualidad: Fracaso, luego amplio.

¿Cómo es posible esta dualidad en las mentes de nuestros gobernantes?
Intentare expresar su dicotomía mejor: Hablan de dramáticos fracasos, piensan en tolerantes libertades, y legalizan injustos derechos.

Esta frase aclara y resume desesperanzadoramente para gran parte de los ciudadanos la realidad política y social de España tras varios años de gobierno socialista; Porque pueden nuestros gobernante incluso en algunos casos llegar a reconocer que el aborto es un fracaso “social”, dado que los resortes de la sociedad no han funcionado correctamente al no conseguir que unas madres no abortaran; pero seguidamente cuando llegamos a un aborto real, a una persona de carne y hueso, nunca lo valoran como fracaso “personal”, pues en ese momento aparece la nueva Diosa de nuestro siglo, recogida con exclusiva tolerancia por la izquierda española -siniestra, en italiano- , “la libertad individual”, que consigue que lo socialmente reconocido como fracaso, al llevarlo al plano individual lo remitan inmisericordemente a esta totalitaria dictadura llamada “libertad” – aunque yo la traduciría por degeneración individual-, y al llegar a este punto, es donde derrapan las ruedas de su Ferrari, y las mentes siniestras lo traducen en “derecho” individual, que ellos legislan para toda la sociedad.

La traducción de este fracaso según nuestros siniestros gobernantes es el avance tolerante de una sociedad moderna que concede legitimidad a un acto libre, de una mujer libre, en un país libre, gobernado por la “siniestra” tolerante y libre.

Este es el salto al vacío que se produce en las mentes de quienes quieren legalizar con fecha este dramático fracaso, la mal llamada libertad, que concede derechos por encima del drama y del sufrimiento, incluso por encima de la propia valoración social, pues valora más la libertad individual, que el resto de derechos, personas, o sufrimientos que produce, no solo a nivel personal, sino a toda la sociedad.

Ciertamente, todos podemos hacer el mal, yo soy libre y puedo pisar el acelerador cuando en un paso de cebra pasa un anciano, puede incluso que una parte de la sociedad valore esa libertad, incluso el hecho en sí como algo positivo, porque los ancianos son un gasto insoportable en tiempo de crisis, etc. Pero es del todo injusto e inmoral, que un gobierno legalice mi libertad para matar ancianos, y me dé un derecho sobre la vida de otra persona.

Porque una cosa es el derecho al fracaso individual, y otra bien distinta el fracaso del derecho.

Andrés Marín de Pedro.

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